Uruguay ha sido un referente regional en la transición hacia una matriz energética limpia, donde las energías renovables representan más del 90% de la generación. Sin embargo, esa posición de liderazgo podría verse comprometida si no se toman decisiones estratégicas a tiempo. Ante la inminencia del vencimiento de varios contratos PPA firmados hace más de una década, la Asociación Uruguaya de Generadores Privados de Energía Eléctrica (AUGPEE) ha elevado su voz, pidiendo señales claras del gobierno sobre nuevas licitaciones y políticas que aseguren la expansión del sistema eléctrico de forma sostenida y sustentable.
Más allá de los aspectos técnicos y económicos, lo que está en juego es la oportunidad de consolidar un modelo energético que no solo sea eficiente, sino también regenerativo y socialmente justo. El uso de inteligencia artificial y tecnologías emergentes en la gestión energética puede jugar un rol fundamental en maximizar la eficiencia de las inversiones existentes, integrando nuevas fuentes renovables y garantizando una distribución equitativa de sus beneficios. Pero para eso, es indispensable contar con marcos regulatorios estables y una planificación a largo plazo que aliente la inversión sustentable.
Esta discusión va mucho más allá del sector energético: habla de cómo elegimos consolidar el futuro de nuestras sociedades. La energía, como motor de desarrollo, debe estar alineada con los principios de triple impacto. Es urgente preguntarnos cómo podemos asegurar que las decisiones que tomamos hoy estén orientadas no solo a resolver desafíos inmediatos, sino a construir un mañana resiliente. ¿Qué oportunidades estamos dejando pasar si no actuamos a tiempo?
