Cuando hablamos de decisiones sostenibles, solemos pensar en energía, transporte o alimentación. Pero hay una cuestión íntimamente ligada a nuestro día a día que también merece atención: la ropa que elegimos vestir. La guía de Sustainably Chic plantea que, más allá del diseño o la marca, el contenido de las fibras textiles es un factor decisivo para reducir nuestro impacto ambiental. Escoger fibras naturales como algodón orgánico, lino, cáñamo, lana, seda o TENCEL™ no solo favorece procesos más limpios y biodegradables, sino que también apoya sistemas de producción menos dependientes del petróleo.
El problema con las fibras sintéticas como el poliéster, el nylon o el acrílico es doble: provienen de recursos fósiles y suelen liberar microplásticos con cada lavado, contribuyendo a la contaminación de ríos y océanos. Además, las mezclas de materiales —como algodón combinando con poliéster— dificultan enormemente el reciclaje de las prendas. Incluso materiales que suenan ecológicos, como el bambú, pueden esconder procesos industriales altamente contaminantes si no están bien certificados. Por eso, una compra verdaderamente consciente empieza leyendo etiquetas y formulando las preguntas adecuadas: ¿Qué hay detrás de esta tela? ¿De dónde viene y cómo fue procesada?
En Sustentia creemos que la tecnología debe potenciar decisiones informadas y responsables. Imaginar un sistema de trazabilidad basado en inteligencia artificial, que traduzca cada etiqueta en una historia sobre impacto y circularidad, no parece ciencia ficción: es una forma concreta de empoderar a personas consumidoras para que se conviertan en aliadas del cambio. ¿Qué tan sostenibles son las fibras de las prendas que usás todos los días? Abramos esa conversación.
Fuente: https://www.sustainably-chic.com/blog/how-to-shop-by-fabric-content
