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Sustentia

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Guatemala está dando pasos decisivos hacia la incorporación del hidrógeno verde en su matriz energética y productiva, a pesar de no contar aún con un marco legislativo ni incentivos fiscales específicos. La iniciativa, liderada con el acompañamiento técnico de organismos internacionales como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), busca sentar las bases para una transición energética justa, limpia y con visión de futuro.

La hoja de ruta plantea una estrategia integral que incluye la identificación de sectores clave –como transporte, industria y generación de energía– donde el hidrógeno renovable puede tener un mayor impacto. Además, se proyecta el diseño de normativas que ofrezcan certidumbre jurídica y técnicas claras para atraer inversiones, a la vez que se crean capacidades locales. Esta visión refleja un enfoque de triple impacto: impulsa oportunidades económicas sostenibles, promueve beneficios sociales mediante generación de empleo y desarrollo territorial, y favorece la mitigación del cambio climático mediante el reemplazo progresivo de combustibles fósiles.

Este tipo de apuestas nos invita a reflexionar sobre el papel que juegan los marcos normativos, la cooperación internacional y la voluntad sistémica a la hora de activar trayectorias innovadoras de desarrollo. ¿Cómo pueden otros países latinoamericanos aprender del caso guatemalteco para diseñar su propia revolución energética regenerativa desde cero? La conversación está abierta y necesita de más voces comprometidas con un futuro energético inclusivo.

Fuente: https://www.energiaestrategica.com/guatemala-traza-su-hoja-de-ruta-para-el-hidrogeno-verde-sin-incentivos-ni-legislacion-vigente/

Los sistemas de almacenamiento energético BESS (Battery Energy Storage Systems) están marcando un nuevo estándar en la forma en que gestionamos la energía renovable. CLOU ESS, Huawei y SAV Digital dieron a conocer recientemente soluciones que no solo destacan por su robustez técnica y modularidad, sino también por su capacidad de mejorar el rendimiento de las redes energéticas y acelerar la descarbonización del sistema eléctrico. Estos avances permiten almacenar de forma más inteligente la energía generada por fuentes renovables, liberándola cuando más se necesita y reduciendo la dependencia de fuentes fósiles.

Su valor está también en el enfoque sistémico: estas nuevas tecnologías no solo abordan el desafío energético desde el rendimiento y la eficiencia técnica, sino que abren la puerta a impactos positivos en términos ambientales y sociales. Al mejorar la estabilidad de la red y su capacidad de respuesta ante la variabilidad de las renovables, se sientan las bases para expandir una infraestructura energética más justa, resiliente y descentralizada. Además, la escalabilidad de estos nuevos sistemas hace posible su aplicación en contextos industriales, comunitarios y residenciales, democratizando el acceso a una energía limpia y confiable.

La inclusión de estas soluciones en el PV Book, uno de los principales catálogos estratégicos del sector, anticipa su protagonismo en el 2025. ¿Estamos realmente preparados para adoptar este tipo de innovaciones a escala? ¿Qué desafíos sociales y regulatorios acompañan esta transformación tecnológica? El debate está abierto, y cada paso cuenta.

Fuente: https://www.energiaestrategica.com/los-lanzamientos-de-los-productos-mas-attractivos-de-almacenamiento-bess-que-marcaran-el-2025/

Los cultivos de cobertura, ampliamente promovidos por su capacidad para regenerar suelos, reducir la erosión y aumentar la retención de carbono, presentan una paradoja interesante en sus primeras etapas de adopción. Un reciente estudio publicado en Nature revela que, aunque estas prácticas agrícolas sostenibles traen beneficios ambientales evidentes, pueden generar una disminución inicial en la productividad de cultivos clave como el maíz y la soja en Estados Unidos. Este hallazgo pone sobre la mesa el desafío de balancear las urgencias productivas con los objetivos de largo plazo.

A medida que el cambio climático y la degradación de suelos amenazan la seguridad alimentaria global, transicionar hacia sistemas agrícolas más regenerativos parece inevitable. Sin embargo, el estudio señala algo crucial: sin un diseño inteligente de políticas e incentivos, muchos agricultores podrían enfrentar obstáculos económicos al adoptar estas técnicas, desincentivando su implementación en escala. Es en este punto donde el triple impacto cobra protagonismo, demostrando que la sostenibilidad ambiental debe ir acompañada de viabilidad económica y equidad social.

¿Qué rol pueden jugar la inteligencia artificial y las tecnologías emergentes en acortar la curva de aprendizaje y mitigar los impactos negativos iniciales de prácticas como los cultivos de cobertura? ¿Estamos diseñando modelos de transición justa que integren las necesidades de los productores sin comprometer la urgencia ecológica? El debate está abierto y nos invita a repensar los tiempos y modelos de una agricultura realmente sustentable.

Fuente: https://www.nature.com/articles/s41893-025-01599-5

A medida que el despliegue de energías renovables se acelera en todo el mundo, surge una pregunta tan estratégica como urgente: ¿cómo podemos integrar la generación de energía solar con otros usos esenciales del suelo, como la agricultura, la conservación de la biodiversidad o incluso el esparcimiento humano? Un estudio reciente publicado en Nature analiza más de 200 investigaciones y sistematiza oportunidades y tensiones que emergen en el desarrollo de lo que llaman paisajes solares de uso múltiple.

Según el estudio, estos paisajes no solo mejoran la eficiencia en el aprovechamiento del territorio, sino que también permiten crear beneficios económicos diversificados y fortalecer la sostenibilidad ecológica. Por ejemplo, cuando los paneles solares se combinan con cultivos o pasturas, la vegetación puede contribuir a disminuir la temperatura de los módulos y, por ende, aumentar su rendimiento energético. A la vez, se abre la posibilidad de generar empleo local, conservar especies nativas y dinamizar economías regionales. Sin embargo, no todo es sinérgico: también se identifican conflictos entre actores, competencias por el uso del suelo, y riesgos de fragmentación de hábitats si no se planifica con una mirada integrada.

Los autores del paper proponen un marco para evaluar estas oportunidades y tensiones, haciendo énfasis en la necesidad de una gobernanza colaborativa que incorpore múltiples voces e intereses. El concepto de triple impacto —ambiental, social y económico— no es un simple ideal, sino una guía operativa para diseño e implementación responsable de energía solar. En Sustentia, este tipo de análisis nutre nuestra convicción de que la tecnología será realmente transformadora cuando se pone al servicio del bienestar colectivo. ¿Qué otros ejemplos conocen donde la energía y la regeneración territorial convivan armónicamente?

Fuente: https://www.nature.com/articles/s41893-025-01600-1

Uno de los grandes desafíos de la transición hacia una economía sustentable es repensar la manera en que producimos y desechamos los componentes electrónicos. La investigación publicada en Nature Sustainability representa un paso significativo en esa dirección: un grupo de científicos ha logrado desarrollar películas dieléctricas ecológicas a partir de poliésteres derivados de biomasa, con un rendimiento técnico comparable —o incluso superior— al de los plásticos tradicionales basados en petróleo.

Este tipo de películas son clave para la fabricación de dispositivos electrónicos, ya que se utilizan como aislantes eléctricos de alta eficiencia. Lo innovador del avance no solo radica en su origen renovable, sino en su capacidad para cerrarse en un ciclo completamente reciclable gracias a un proceso químico de despolimerización. Esto permite evitar el destino habitual de millones de toneladas de residuos electrónicos: el vertedero o la exportación a países sin capacidad de gestión adecuada. Reducir esa huella implica, además, una menor presión sobre la extracción de materiales finitos y un avance real hacia el diseño circular.

Desde la mirada de quienes impulsamos la aplicación de la inteligencia artificial para acelerar transformaciones socioambientales, observar estos desarrollos nos conecta con la posibilidad de redefinir el futuro de nuestros dispositivos. ¿Cómo reimaginamos la electrónica si cada uno de sus componentes pudiera nacer y renacer sin generar residuos? La conversación está más vigente que nunca, y queremos saber cómo lo ves vos.

Fuente: https://www.nature.com/articles/s41893-025-01606-9

Hace apenas dos años, hablar de inteligencia artificial en las aulas universitarias chinas era, en el mejor de los casos, algo que se hacía en voz baja. A estudiantes como Lorraine He, de 24 años, se les desaconsejaba activamente el uso de herramientas como ChatGPT. Sin embargo, el cambio ha sido tan acelerado como revelador: hoy, las principales universidades del país no solo permiten su uso, sino que lo promueven como una competencia esencial para la formación profesional del futuro.

Esta transformación no es menor. Universidades en todo el país están desarrollando políticas institucionales, cursos y marcos de uso ético para integrar la IA como parte estructural de sus programas educativos. China entiende que la apropiación crítica de estas tecnologías marcará la diferencia en su competitividad a nivel global. Es una visión a largo plazo donde la innovación tecnológica no reemplaza el conocimiento, sino que lo potencia, siempre que se maneje con responsabilidad.

Este giro plantea una pregunta importante: ¿cómo se están preparando otras regiones del mundo —y en particular América Latina— para afrontar este mismo desafío desde un enfoque que también contemple la ética, la inclusión social y la sostenibilidad ambiental? El debate está abierto y es urgente. ¿Estamos listos para repensar nuestras políticas educativas en torno a la inteligencia artificial?

Fuente: https://www.technologyreview.com/2025/07/28/1120747/chinese-universities-ai-use/

El cambio estratégico que están adoptando las universidades en China al fomentar activamente el uso de inteligencia artificial en sus aulas marca un punto de inflexión global. En lugar de prohibirla, están reconociendo su potencial como motor del desarrollo intelectual y económico. Este giro no solo evidencia una nueva mentalidad sino que subraya la importancia de dotar a las nuevas generaciones de habilidades críticas frente a estas tecnologías emergentes. Preparar a estudiantes para comprender, aplicar y, sobre todo, cuestionar los sistemas de IA se vuelve vital en un contexto donde el conocimiento técnico debe ir de la mano con valores éticos y conciencia social.

Sin embargo, la expansión de algoritmos más allá del entorno académico, especialmente en sistemas de bienestar social, presenta riesgos que no pueden ser ignorados. Al automatizar decisiones que afectan directamente a personas en situación de vulnerabilidad, se corre el peligro de replicar sesgos estructurales y eliminar el juicio humano en contextos que requieren empatía y comprensión. El uso irresponsable de estos sistemas puede profundizar brechas sociales, comprometer derechos fundamentales y deshumanizar procesos originalmente diseñados para brindar ayuda y apoyo.

Este doble filo de la inteligencia artificial –entre su capacidad para acelerar soluciones sostenibles y su potencial para amplificar desigualdades– nos invita a reflexionar sobre el modelo que queremos construir. ¿Cómo podemos diseñar una IA alineada con principios de justicia social y regeneración ambiental? ¿Estamos incorporando estos valores en nuestras políticas públicas, ecosistemas educativos y estrategias empresariales? La pregunta queda abierta, y el diálogo es más urgente que nunca.

Fuente: https://www.technologyreview.com/2025/07/28/1120752/the-download-how-chinas-universities-approach-ai-and-the-pitfalls-of-welfare-algorithms/

Mientras en muchas regiones del mundo persiste el debate sobre si los estudiantes deben o no utilizar inteligencia artificial (IA) generativa en sus tareas, algunas universidades en China han optado por un enfoque transformador: incorporar activamente su uso como parte del currículo. Esta estrategia busca no solo facilitar el acceso a herramientas de vanguardia, sino también formar a los estudiantes en su uso ético, crítico y consciente. En lugar de temer a la dependencia, se busca empoderar a una nueva generación con capacidades tecnológicas alineadas con el pensamiento sistémico y la responsabilidad digital.

Este giro educativo contrasta marcadamente con debates globales sobre la automatización y el riesgo de pérdida de habilidades analíticas fundamentales en los jóvenes. Sin embargo, también pone en evidencia una necesidad apremiante: las decisiones tecnológicas no pueden desvincularse de consideraciones éticas y sociales más amplias. Esto queda en relieve cuando se examinan los sistemas de bienestar impulsados por algoritmos, que si bien prometen eficiencia y personalización, también han demostrado reproducir inequidades preexistentes, y en algunos casos, exacerbar la exclusión social por errores de diseño o sesgos de datos.

Desde una perspectiva de sustentabilidad y triple impacto, esta evolución nos obliga a preguntarnos no solo cómo usamos la IA, sino para qué y con qué resultados. Formación crítica, diseño con conciencia y políticas regulatorias rigurosas son claves para no reproducir viejos errores con nuevas herramientas. ¿Puede la IA ser un motor de equidad y regeneración si se la integra desde una visión sistémica y ética? La conversación recién comienza, y tu perspectiva puede enriquecerla.

Fuente: https://www.technologyreview.com/2025/07/28/1120752/the-download-how-chinas-universities-approach-ai-and-the-pitfalls-of-welfare-algorithms/